Los microbios que la madre traspasa a su guagua son claves en su salud a futuro
17-06-2018

La exposición a la microbiota materna desde el nacimiento y la lactancia pueden proteger al niño de numerosos patologías crónicas, incluyendo alergias, asma y diabetes.
La obesidad infantil empieza a gestarse mucho antes de que los niños puedan ingerir dulces, papas fritas, o bebidas azucaradas. Un estudio con 1087 lactantes publicado esta semana en la revista JAMA pediatrics detectó que 33.3% de los que hasta los tres meses fueron alimentados exclusivamente con fórmula tenían sobrepeso al año de vida, en comparación con el 19.2% de los que recibieron lactancia materna exclusiva. La razón, dicen los autores, se explicaría en parte por la composición significativamente distinta" del tipo de microorganismos que residían en los intestinos de ambos grupos: la llamada microbiota intestinal.
La leche materna, concluyen los autores, "protege del sobrepeso y la microbiota intestinal contribuye a este efecto". Este estudio se suma a un Explosivo aumento de investigaciones que en los últimos años están detectando impactos sobre la salud, asociados a la microbiota que se forma desde los primeros meses de vida, y a sus alteraciones.
El momento del parto
"Las técnicas de secuenciación de ADN nos están permitiendo conocer los microorganismos que habitan en el cuerpo humano y tener evidencia de que cambios en la microbiota se asocian a enfermedades como obesidad, alergias, asma, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes y síndrome metabólico", dice a "el Mercurio" el doctor Roberto Romero, director del Programa de Investigación Perinatal y Obstetricia del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de EEUU.
Pero antes de la lactancia, otro momento fundamental de traspaso de microbiota desde la madre al hijo es el paso por el canal de parto. Ahí el recién nacido es colonizado por la microbiota vaginal materna. En los niños nacidos por cesárea, en cambio, su microbiota es más parecida a la de la piel de su madre. "Hoy se piensa que la distinta composición de ambas microbiotas podría explicar por qué los niños nacidos por cesárea tienen más riesgo de enfermedades crónicas a largo plazo", señala el doctor Paul Harris, jefe del Dpto. de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica de la U. Católica.
Harris dirige el estudio Renace, que busca avanzar en ese conocimiento, analizando la microbiota de niños que nacieron por cesárea y por parto normal, y el desarrollo de alergias e infecciones hasta sus dos años de vida.
"Hay mucha evidencia de que la microbiota de la madre y la del niño hasta su segundo año de vida puede jugar un rol en el desarrollo de dermatitis atópica, asma, alergias alimentarias y rinitis alérgicas", agrega el doctor Arturo Borzutzky, imunólogo del Dpto. de enfermedades Infecciosas e Inmunología Pediátrica de la UC y director del estudio ARIES, financiado por Conicyt. Este reclutará a 250 muejres con hasta 20 semanas de gestación para analizar la microbiota de su placenta, la intestinal, de la piel, y de la leche materna, y la de sus hijos hasta los dos años de vida. "Queremos ver si hay bacterias que aumenten el riesgo de desarrollar alergias o asma para entender mejor por qué tenemos una pandemia de enfermedades alérgicas y cómo solucionarla", dice Borzutzky.
Nuevas avenidas
conocer más el vínculo entre la microbiota materna y la del hijo puede a futuro abrir la puerta a nuevas formas de prevención y tratamiento de enfermedades. "Por ejemplo, se han identificado bacterias que combaten a microorganismos patógenos que causan lesiones en la piel en la dermatitis atópica. entonces, se podrían cultivar bacterias 'buenas' que cumplan un rol de ese tipo o que modifiquen la microbiota intestinal para cambiar el curso de ciertas enfermedades", señala Borzutzky.
En el ámbito de la prevención, señala Harris, este nuevo conocimiento podía "reforzar la promoción del parto vaginal y la lactancia materna y desincentivar aún más acciones que alteran la composición y diversidad de la microbiota sana, como el consumo de antibióticos, los ambientes excesivamente sanitizados, y la falta de contacto del niño con la naturaleza y animales domésticos", que contribuyen a diversificar la microbiota y fortalecen el sistema inmune.
Desde antes de nacer
¿Y si la microbiota materna se traspasara incluso antes de nacer? Esa posibilidad ha sembrado controversia entre grupos de investigación en todo el mundo. Algunos han hallado concentraciones muy bajas de ADN de bacterias en el líquido amniótico y la placenta, lo que derribaría el dogma de que el útero es un ambiente estéril. Pero otros no han encontrado nada y creen que sus colegas han analizado muestras contaminadas. En la U. de Stanford, la chilena Daniela Aliaga trabaja en un laboratorio donde buscan determinar si la presencia intrauterina de microbiota vaginal e intestinal en mujeres embarazadas podría afectar la salud gestaiconal, tanto de ella como de la guagua. Aliaga, quien expuso sobre el tema en em simposio "Omics and Health", realizado por el centro de Genómica y Bioinformática, y el Centro de biología Integrativa de la U. Mayor, señala que buscan determinar si un desbalance de la microbiota materna podría ocasionar partos prematuros, cuya causa hasta ahora es desconocida. Si se detecta que en esto ocurre, dice aliaga, "a futuro podríamos identificar marcadores que nos digan si una mujer va a dar a luz prematuramente, para así intervenir a tiempo y prevenirlo.
Paula Leighton N.
diario El Mercurio